Invasivos y tóxicos

¿Qué nos pasa a últimas fechas? De pronto el número P-R-I-V-A-D-O de mi teléfono celular se convirtió “de dominio público”. Recibo cada vez más -por Whatsapp– solicitudes de disponibilidad y tarifas de 15 hoteles como si fuera el call center de Grupo Habita. E inmediatamente, después un correo con un mensaje que apunta: ¿viste mi solicitud? O un DM en Insta de seguimiento. All of the above, solicitando confirmación de recepción y lectura. Amo mi trabajo pero NO tengo sistema de reservas cargado en mi cel, no puedo ofrecer disponibilidad, ni reservas ni confirmaciones asap y hay que guardar la confidencialidad de datos de tarjetas de crédito y, francamente, NO es mi chamba, punto. Asimismo, me llegan cada vez más mensajes “teeepo” ¿te puedo llamar? Y al responder si, obvio, te dicen: bueno en una hora te llamo. WHAT? O un descomunal número de boletines, invitaciones, salutaciones al mes o día o temporada y convocatorias para “disfrutar #podcasts,  síntesis de periódicos (con sus respectivas ediciones digitales), citatorios et al  ¿Se perdió nuestra privacidad con todo y la educación y los buenos modales? Cada vez más gente me dice, comenta, y se queja de lo mismo. ¿Verdad, conocido editor de revistas masculinas? Celulares topados de emails, spam, insulsos chats, cadenas, memes, de los que temo salirme -porque la última vez que lo hice- todo el mundo me tachó de sangrón y pedante. Grupos de vecinos con quejas, y qué tal de La Sagrada Familia con salutaciones al día, mes, año, temporada. La falta de respeto y la convivencia es por demás ausente y borda en lo desagradable e insoportable. ¿Insufrible? Diametralmente opuesto, estoy francamente en shock por la falta de cordialidad y educación de quienes NO responden la mensajería instantánea de manera idem. NO es de Dios dejar en leído. Un emoji, un Okey es más que suficiente. Se agradece. Y les suplico olvidarse de las llamadas telefónicas en espacios públicos a todo volumen y sin censura, inauditas -aunque no inéditas (y obvio sin audífonos o micrófono personal). Tantas veces más en altavoz (y con speaker a todo volumen y TODO PULMÓN). Somos partícipes involuntarios de conversaciones -muchas veces privadas- en la arena pública. Sin nuestro consentimiento, ni el remordimiento de nadie. ¡Y el uso de teléfonos móviles en restaurantes, gym, vestidores y hasta en el WC! Insólito. Acaso nuestros omnipresentes aparatos de telefonía -cuando no son constantemente una distracción y causantes del detrimento de nuestra salud mental (porque los consultamos ad nauseaum y nos interrumpen al recibir y contestar mensajes- deberían estar ‘educadamente’ al lado de los cubiertos ¿derecha o izquierda? ¿en anverso o reverso @lulu.etiqueta ?) como si así lo estipulara y estableciera el decimonónico Manual de Carreño y las reglas de protocolo. Además de su presencia y lectura furtiva (o muchas veces a propósito y en medio de una elegante cena o reunión de negocios o trabajo) nos dedicamos a responder a ridículos timbres (silbato, cantaleta, estrofas, en fin) en fuerte, a todo volumen, y sin ni siquiera una excusa de nuestra parte. ¿Qué diría Emily Post? ¿O Ask Abby? O el decano de la civilidad y el civismo George Washington que dedicó tanto tiempo y sesudos análisis para completar su Rules of Civility texto determinante para determinar e imponer las reglas de cortesía y conducta al norte de nuestra frontera. Desde ese experimento, pasó a convertirse en el primer presidente de Estados Unidos de América. O el más reciente ejercicio de nuestro siglo XXI: How to be a gentleman de Glenn O’Brian. Y poooor faaaavoooor ser “amigos” en Facebook ni quiere decir que lo somos. ¿O sí? No dejes de escribirme para saber si sólo a mí –en lo personal- me resultan molestas esas nimiedades –que no lo son tanto- o a ti también. Esos comentarios Sí son bienvenidos y así podré entender mejor las nuevas ‘ciencias sociales’ que a últimas fechas no dejan de sorprenderme ni las invitaciones que asumen “party of one”, y que cuando confirmas te dicen: sólo te esperamos a ti, personal e intransferible mientras que hay tantos “invitados” que llegan a los eventos plus 3! O se acomodan en el evento los anfitriones, productores, acompañantes, wranglers, miembros del equipo, handlers, PioRs, etc. Y qué tal la gente que cambia puestos asignados en las mesas. O quienes de plano no contestan los correos, solicitudes, o RSVPs todos, quienes no respetan el dress code ni nada de nada. La lista op cit sigue y sigue –como el comercial de baterías. No comments. Manda tus quejas y sugerencias y sígueme en Instagram y Twitter en @rafaelmicha y lee todas las columnas en www.radarmicha.com

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