Food fight!

¡Hoy que es Viernes Santo y yo cometiendo pecado capital de gula! No es para nadie una sorpresa el éxito del street food, tanto para los comensales como para los foddies y glotones en general. De hecho, la guía Michelin destaca comida de este tipo en su entrega anual y el Sureste Asiático (entre muchos otros códigos postales) está repleto de establecimientos de dicha categoría. Mi corresponsal especial (y fotógrafo consentido) en Singapur y Vietnam destaca los siguientes: en Bangkok el épico Jan Rai Fai con la estrella M, así como Bahn Mi Phuong en Nam Pho Thien en Hanoi. Aquí en nuestro #radar deberían hacerse unos premios serios para distinguir el steet food por separado del tan pretencioso “fine dinning» que dicho sea de paso en muchas ocasiones únicamente se ha dedicado a «gentrificar» lo que se come en la calle. Que si tacos al pastor pero “de caché”,  que si aguachiles y cebiches,  así como otras creaciones e inspiraciones callejeras.  De los originales aquí en México lindo y querido se me ocurre incluir y destacar las ya tradicionales creaciones del Tacón de Marlin, al lado del puente peatonal justo afuera del Aeropuerto Internacional Gustavo Díaz Ordaz de Puerto Vallarta. Conocí el changarro hace una veintena de años, con Don Isaac. De pisa y corre en grand tour anual navideño por sus feudos. Desde esa fecha no perdono la visita y la escala técnica es obligatoria. En aquella ocasión ordenó una gran variedad de antojos del menú, y dejó que alguien más pagara la cuenta.  La impronta en mi mente continúa -tan presente- 20 años después. Ya para nadie es un secreto que el word of mouth de op cit ha corrido como pólvora.  También me encantan las tortas ahogadas de camarón,  aguacate de Ponte Trucha Negro en Guadalajara y ni qué decir de los tacos de El Farolito -que nada tienen que ver con aquellos de mis pesadillas infantiles (e interminables muinas) en El Grano de Oro. O las tortas de Las Margaritas en la calle de Moliere en Polanco. Los cocteles creados por Doña Sabina de La Guerrerense en Ensenada o los mariscos de antología en El Torito en La Paz.  En ese código postal –ahora mi personal fav y haciendo méritos para convertirme en “hijo pródigo”-  nada como La Garita camino a Todos Santos con sus burritos de machaca, empanadas, y los tacos de barracuda en Barracuda Cantina. Cada quien tenemos nuestro ranking personal y hay especialistas como Mijangos de quien envidio su audacia para comer birria y así o las aventuras de Max, el Gastronauta. O la poesía para describir “all of the above” de Valentina. Pero repito: urgen los premios (y la aceptación de inspiración y admiración), la creación de una guía sin patrocinadores transnacionales, y valoración de éste tipo de gastronomía en general.  A la Anthony Bourdain. Y que los comensales sean juez (y no parte). Que “todos seamos críticos de street food” en un proceso transparente tipo “las elecciones más grandes de nuestra historia [sic]. Sin necesidad de “postear” fotos en Instagram de platillos con hashtag tipo #FoodPorn y reseñas ad nauseam. Llegó la hora para puestos callejeros y changarros. Obviamente- sin jaladas! Corre tiempo!  PS Aquí cada viernes, lo que sí importa. Y no dejes de seguirme en Instagram para que veas todo lo que sucede y leerme en Twitter ambos @rafaelmicha y lee todas las columnas en la web en radarmicha.com

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