Amo Careyes. La prensa internacional ama Careyes (sólo hay que consultar la edición de febrero de la revista Travel + Leisure con el artículo de DOCE páginas escrito por Julia Chaplin). Y todos aman Careyes. PUNTO. Hace muchos pero muchos años me enamoré (más) en Careyes, en una de sus casitas, de la hospitalidad de Gianfranco y Giorgio (pre-Ana su esposa actual) . He regresado en varias ocasiones para eventos increíbles tanto en Careyes como la vecina Cuixmala de Alix Goldsmith. Viajé a bodas espectaculares, gocé la fiesta de las mil y una noches de mi sobrina y descansé en el soberbio «Las Alamandas» de Isabela Goldsmith. Es el destino ‘extra-oficial’ del Gypset (leer artículo op. cit. o los libros publicados por Assouline). Y ya encarrerado el ratón: hoy declaro además oficialmente mi amor a Arte Careyes. Hoy, hoy, hoy se ha reavivado la flama de mi romance de más de veinte años de antigüedad al experimentar ‘en cuerpo y alma’ Arte Careyes, un evento que combina arte, cine, gastronomía, moda y ¿qué más faltó? Cómo ayuda organizar las fiestas y eventos en locaciones con nombres poéticos: Casa Sol Occidente, Casa Ojo de Tigre, Plaza de los Caballeros del Sol, Tigre de Mar, Cocodrilo Azul, et. al. La combinación de arte contemporáneo, cine, estrellas y mar. Los patrocinadores de primera línea como Cinépolis, Infiniti, Tommy Hillfiger, y American Express (aunque convencerlos de participar aquí no es nada fácil -pero se nota la mano profesional de una agencia de RP’s). Los VIPs, curadores estrella -como la talentosa Ariadna Ramonetti- e invitados especiales como Guillermo Arriaga y John Cooper -director del festival de cine de Sundance y los DJs de primera línea. Pero Careyes brilla durante el evento mucho más que la fluorescencia de sus playas en la noche. Brilla de día en Playa Rosa y Playa Paraíso. Brilla durante las funciones de cine, la difusión del arte contemporáneo, las proyecciones ‘especiales y privadas’ (que no es lo mismo que los screenings), la subasta de beneficencia, y los red carpets y el catering de la i-latina. Careyes que tiene ese je ne sais quoi. Careyes se distingue también por una sóla cosa: el Polo. Antes de los torneos internacionales en el Campo Marte, de los eventos multitudinarios, los clubes y la vendimia en muchos otros códigos postales los Brignione han apostado por su campo de polo y han insistido en posicionar la tradición del juego de reyes a lo largo de los años, so pretexto de celebrar el año nuevo lunar. Desde siempre. El polo ha resultado una empresa altamente y enteramente redituable para ellos, hasta distintiva. Me convencí a venir hoy el día que asistí durante de ZONA MACO a la presentación del evento en la Torre del Reloj de Polanco y cuando de allí fuimos al helipuerto del edificio Omega «para ver el cielo de México». Todo apuntaba a que sería un evento espectacular y lo es. Además, los anfitriones están siempre presentes: Giorgio y Ana Brignone. Deséame suerte mañana en el after-party para sólo 50 personas con puros party-monsters. ¿Llegaré? Sólo una sugerencia: mi amor por Careyes sólo ha sido opacado por un requisito: el esquizofrénico dress code. Aunque de manera creativa los organizadores lograron poner a los invitados a tono, las ‘personalidades múltiples’ del evento me hace temblar con sólo recordarlo: Malibu chic, boho folk, freestyle Careyes May chill, tropical gala, tropical ballroom y bohemian country!!! ¡¡¡S.O.S!!! Sálvese quién pueda….