Regresaron los “influencers”. Que alguien les diga que aun cuando ellos ya están “listos” para viajar, la industria de la hospitalidad no puede con el oneroso cargo que representa recibirlos de a gratis, o por intercambio. Empezaron los brasileños con su propuesta de crear contenido “único y de la más alta calidad” a cambio de “estancias gratuitas y aguardando su retorno (sic) positivo o negativo”. Siguieron los norteamericanos con magro número de seguidores, by the way. Con credenciales tipo “I’m an influencer, blogger, and digital marketing profesional” y se creen acreedores de vacaciones en la temporada más alta del año, y qué año ha sido el 2020! Apuntan en sus solicitudes que a cambio de su “complimentary stay, we’ll deliver daily coverage of your property on our Instagram and Twitter accounts while there”. Y qué ganas de responder: “Deja les pregunto a los miembros de nuestro equipo si reciben la próxima quincena un post tuyo, o una etiqueta o Insta Story como remuneración a cambio por su arduo trabajo en tiempos de pandemia. A éstos y ahora a los muchos más del tipo estoy en TikTok y estaré “haciendo promociones” en Guadalajara y diseñaré una campaña de promoción. No comments! Y también están todos los “mexicanos que fruta vendían” quienes a últimas fechas se han visto beneficiados de los copy cats que han replicado las estrategias de day trips, staycations, roadtrips y viajes todos en la hermosa República Mexicana. O cuyos establecimientos “pagan caro su amor” como la letra de Aventurera en capital constante y sonante aderezado de estancias gratis sin ton ni son. Los bloggers repiten el mismo texto y ahora hasta en puentes y temporadas altísimas –lo que antes era un big no, no. No sé qué hacer y más hoy, hoy, hoy en que series de HBO como Foodie Love se aborda y se mofan de “all of the above.” Y con la temporada de fin de año, las fiestas decembrinas, la industria colapsada especialmente desde ayer en que nuevas restricciones que incluyen hasta el uso de un código QR en la Ciudad de México et al los colegas deberían darse cuenta que no podemos cubrir las nóminas con likes y publicaciones varias en las plataformas de redes sociales. Es hora del quid pro quo y urge con urgencia que apoyen a los establecimientos que los hemos recibido con anterioridad con un #tb Como dice la serie de Netflix Desenfrendas -y acertadamente rebautiza a la plataforma como Narcisus y define al influencer como un “narcisita profesional que miente sobre su modo de vida” its payback time. Empero, el asunto –dadas las circunstancias que dominan la industria es más que frívolo. Todos podemos comprar y mantener mes con mes hordas de seguidores, me gusta y comentarios varios pero no todos influímos en las decisiones de viajes ni de compras de las audiencias, ni con pseudo conversaciones o “engagement”. Y aunque parece que yo mero encabezo la lista y estoy puestísimo para cometer más pecados digitales lo justifico como respuesta a una de mis “broken parts” igualito que el protagonista de This is us: “narcicism, obsesive y vanity, etc. etc. Pero lo que es inequívoco es que el asunto tiene que parar y hay que ayudar para que el tema se convierta en una discusión seria por parte de todos los involucrados: los “profesionales”, los errepés, mercadólogos, y más. Una cosa es el nivel de control que ejercen dichas plataformas sobre nuestra vida diaria como lo prueba The Social Dilemma y nuestra adicción, y otra muy diferente la venta dura que representa, aún cuando el nuevo modelo de Instagram incluye ahora cambios importantes donde se da prioridad a Tienda con base en likes y otros elementos detectados por el algoritmo con más sugerencias de diciéndote qué hacer. #Continuará Y -de cualquier manera- sígueme en Instagram y Twitter en @rafaelmicha y lee todas las columnas en http://www.radarmicha.com