Hoy en día entre los constantes esfuerzos de auto-promoción y el ocio me la paso observando y muchas veces parecería que estoy estancado. Sería ingrato ser tan contundente, pero así lo pienso decididamente desde que semanas atrás mi “derecha” en una cena que nunca habíamos coincidido con anterioridad socialmente publicó en Instagram justo antes de llegar al evento algo así como: «#tbt de hace 7 años. Me apareció este recuerdito en Facebook y con tooooooda la pena del mundo, les comparto el embarazoso caption que venía con esta foto que es de una revista de sociales”. ¿Le suena conocido? Y cito al texto, pero casi, casi no hace falta del ejercicio de fill in the blanks. “______________ llegó a la posición _______ de nuestra lista de los más invitados del ______». Sigue así: “Híjoles –e insertar aquí emoticon de carita de pena. De por sí, que pena estar en esa lista, más pena ser el _____. Pero qué PINCHE OSO SER EL No. 1!!!” (¿Quién creen que es el #1 del 2020?) Entre grata plática esa noche, un anfitrión de antología, invitados todos, y vino seguía la conversación entre nosotros dos esa noche mientras en secreto leía yo más de su publicación entre curioso e instalado en stalker: “Lo único que puedo decir es que una foto tan tonta me acaba de hacer evaluar el camino que he recorrido de esa época a ahora. Estoy viendo cómo han cambiado mis prioridades, como ha evolucionado mi círculo de amistades y en general, cómo la vida me ha estado abriendo los ojos en tantos aspectos. Me estoy dando cuenta de lo que busco ahora en comparación de lo que buscaba entonces. No tengo ninguna verdad absoluta de nada, pero sí tengo claro que eso de “querer pertenecer y figurar” en ciertos círculos no solo es cansado, sino que es absurdo, es frívolo y al final no ganas mucho en ningún sentido realmente. Uno siempre está donde tiene que estar rodeado de la gente que nos rodea porque la frecuencia en la que vibramos atrae a gente que vibra similar. Vivimos en una sociedad que todo el tiempo nos está tratando de meter estos mensajes, donde much@s usan Instagram para mostrarle a la gente lo chingona, lujosa, feliz y excesiva que es su vida. Yo he caído en la trampa también. Literal es una matrix de falsedad y pretensión. Así que hagamos un ejercicio diario para enfocarnos en lo importante, agradecer lo que tenemos, conectar con los demás en vez de sufrir por no pertenecer a un club VIP y estar siempre aterrizados que de eso hace falta mucho en el mundo. Saludos y #namaste” Terminó la noche, y ya bajo la influencia de la luna llena le confesé a mi “derecha” la posición que yo ocupaba en ésa misma lista, que justo se publicaba ese día en esa revista y porqué lo hacía. Asumí mi rol y lo hice con gran orgullo sin los detractores, los comentarios halagüeños en Insta y así. En fin, soy en 2020 #1,y sin tratar de justificar mi posición, ni la lista nos seguimos riendo siempre al recordar el evento, la “coincidencia” aunque ambos sabemos que no existen las coincidencias. Sígueme en Instagram y Twitter en @rafaelmicha y lee todas las columnas en www.radarmicha.com cada quince días aquí en El Mundo de Regina y todos los viernes aquí en RSVP Excélsior