Summer Camp

Nada dice verano como un summer camp. Olvidarse de la preocupaciones diarias, lejos del código postal es uno de los privilegios de los estudiantes de todas las edades. Ya sea Pipiol, Mar y Tierra, Camohmila o Las Estacas -cerca de nuestro RADAR o Manitou o Camp Wahanowin para los más privilegiados. Pero el verdadero campamento de verano es el que en el «DeFectuoso» realizan tantos «solteros» aprovechando la ausencia de sus familias y especialmente de las esposas. Este año, con el pretexto del Mundial que recién terminó, y con la temporada de «rebajas» todos han seguido el mantra: «fuera argollas de compromiso» y a divertirse «como gorda en tobogán». Los restaurantes están repletos de comensales con ‘ojo alegre’ buscando fiesta y ¿porqué no? cama …pero de otra variedad! No es nada nuevo, ni exclusivo de nuestro país. En 1955 Marilyn Monroe protagonizó una peli The Seven Year Itch que en México bautizaron como «La comezón del séptimo año» la cual describía las andanzas de un malogrado Don Juan que invita a la actriz -so pretexto del ‘aire acondicionado’- a visitar su departamento para sobrevivir el verano newyorkino. Nadie como el genial director Billy Wilder para capturar la esencia del fenómeno estival que se repite en todas las ciudades del mundo. Monroe es el personaje que es actriz -casi una venganza del director en contra de la artista que se había vuelto insoportable con sus demandas de estrella y con una inexistente ética de trabajo. Sin embargo, la icónica imagen del metro levantando el vestido de Monroe es un must de la cinematografía mundial, premonitorio ya que además ilustra el cartel del film. La costumbre de los machos alfa -allá un pobretón contador a la Godinez fue también material en la multipremiada serie Mad Men pero en un fin de semana largo -y llevada al exceso por Roger Sterling socio principal de Sterling Cooper a quien le da un ataque al corazón al pasar el viernes por la noche con un par de mellizas y del placer inmediatamente al remordimiento. Sin la paciencia para esperar a que «caiga» una vecina como Marylin o la suerte de tener un wing-man como Donald Draper, los mexicanos que fruta vendían frecuentan restaurantes como el Bec, La Número 20, La Loggia o La Única, (los más chic) Novecento o Le Relais de Venise (los trendy) o el Porfirios o Harry’s Bar (none of the above) para encontrar presas (¡o sorpresas!) y seguir la fiesta en el Mono de la colonia Juárez, Love o en el Drake o el recién inaugurado/clausurado Dismoor -especialmente los miércoles o los jueves en la noche. Ya más repuestos, el viernes puntualmente toman sus vuelos a Miami o Acapulco para reunirse con la ‘sagrada familia’ sin culpas porque ellos son los ‘abandonados’ de la historia. Bien conocida por todos y es lo que viene siendo el ‘home alone’ consentido por Chepe del Gravity y todos los cadeneros de México y el mundo mundial. El soundtrack del verano, igual que en Mikonos o en Ibiza será la canción de moda: desde hace años Paulina Rubio en tonada mariachi «El Último Adiós», hasta Summer de Calvin Harris del trasnochado rave para sentirse más y más jóvenes. La consigna es obvio no es salir en la foto de los suplementos de sociales como RSVP de Excélsior y cumplir la máxima «What happens in Vegas… y, como decían los Beach Boys: Fun, fun, fun, till your daddy takes the T-bird away!!!! Sígueme en twitter @rafaelmicha

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