Yo instalado en blogger. On the record. Un, dos, tres, por mí y por todos mis compañeros #Blogger Vibes Desde que el pasado mes de abril encontré tapizados los parabuses del Paseo de la Reforma con publicidad y la leyenda “Atrévete a participar para convertirte en el influencer con más onda” no puedo dejar de dormir. El concurso fast-forward dos meses más ya va en la etapa de semifinalistas en tres diferentes categorías: moda, estilo de vida, y música. Además en nada ayudan los profesionales del marketing de ahora, y los embates en las redes sociales que vienen de todos lados, distintas latitudes, y diferentes códigos postales. Apenas se llevó a cabo en Estados Unidos VIDCon Conference en donde se coronaron los MVP’s de la industria influencers en You Tube y demás plataformas donde se distinguió el contenido y más. Aquí en nuestro #Radar sigue la controversia en la industria, la crítica de ‘malas’ prácticas, denuncias de los excesos, y proliferan los manuales de auto ayuda. La industria editorial también se debate en la polémica: GQ México -en su más reciente entrega- incluyó el artículo *Influencer con un texto de Eleanor Halls donde se hace una autopsia sobre “persona u objeto que influye sobre otros”. Originalmente publicado con el título “How to make it as an Instagram influencer” en seis páginas se lleva a cabo una disección de la usanza, vivencias en primera persona, tendencias, desarrollo y demás negocios de la naciente industria que parece ser que llegó para quedarse. ¿O no? Me preocupó el uso incorrecto del anglicismo “influenciar” vs. el más castizo influir, pero de allí en adelante todo es muy acertado (aunque algo desfasado ya que la edición británica lo publicó en su número de marzo del 2018). No hay desperdicio en sus insights y con el creciente número (más el que se acumule esta semana de influencers) y más, más, más, con sus cómplices y agencias creadores de contenido o “pimpeadoras” de ídem la tendencia seguramente irá en aumento. Otra revista publicada en junio líder de estilo de vida Quien marca su distancia de la tendencia y destaca los “jóvenes y poderosos” por la influencia en sus “palabras y acciones” (página 18), pero luego recula en el mismo tomo destaca más adelantito “figuras” por número de followers (páginas 36, 56, y 61), jueces de la industria de la hotelería (página 35), amigas que son “influencers” (página 100) y hasta incluyen un anuncio para un curso de Fashion & digital strategy workshop (página 37). Que si otrora líderes de opinión, product placement extraordinaires, programas de embajadores, o ahora bloggers e influencers todo parece ser la misma “gata pero revolcada”. Sólo falta que las grandes universidades tipo Ivy Leage (#SorryNotSorry EscuelaModa.com.mx) diseñen carreras específicas para la formación de candidatos “creativos, innovadores y con pasión por la vida.” Parece ser que el programa de estudios no incluye aún saber escribir, o conocer la industria (moda, medios, comunicación et al) sino saber publicar en plataformas de redes sociales, ser fotogénico, manejar programas de photoshop, Apps todas, y en resumidas cuentas asistir a eventos a cambio de recibir productos o pagos en efectivo. Muchas veces la misión es “oculta” y las publicaciones parecen ser algo tipo “valla publicitaria” con etiquetas múltiples y geo-localizadores, y otras más sensatas son acompañadas de disclaimers, la palabra patrocinado o publicidad, y total transparencia. Básico es que todo sea “orgánico”: el nuevo catchphrase es decir publicar tan sólo cuando sea pertinente y “natural” con oportunidades de comunicación frescas y espontáneas. Otrora PiaRs ahora se han reinventado en “Strategy Managers” y creadores de contenido representando marcas y a los participantes de la industria a ambos lados de la grisácea zona limítrofe. En fin, ahora pululan una ‘nueva versión’ de “piors” reinventados como agencias de marketing digital. Ya instalado y en total la complicidad, empiezo a asumir por el incremento en las solicitudes por Instagram especialmente de Rusia para la compra de followers y ofrecimiento de servicios para el manejo de mi cuenta. O de más cerquita de nuestro código postal como de “Sarah from Finest Fashionz” o la empresa Publicista Social (sic). Siempre me auguran extraordinario potencial de crecimiento y la posibilidad de exponer mi cuenta a más de 100.000+ seguidores, bots y trolls incluídos. Me ofrecen “exposure”, y una experiencia comprobable de colaboraciones con más de 522 perfiles en el 2017. Sus paquetes van desde servicios por 6 horas por apenas $24.99 dolarucos hasta otros de $36.99 que me incrementarán el número de seguidores entre 500 y 1.000 de acuerdo con la foto que les envíe. Obvio, primero tengo que encontrar mi “filtro y foto de perfil”…así el consejo professional. Y a punto de decir que sí recuerdo que apenas soy un micro influencer con mis ocho mil seguidores y aquello de la máxima de que “el tamaño sí importa.” Y ya entrados en indiscreciones, también he visto recientemente en aumento las propuestas indecorosas -rayando en lo pornográfico en mensaje directo. Igualmente, las invitaciones de “llegar a más personas” especialmente en Facebook y “promocionar mis publicaciones y llegar a miles de personas”. Lo anterior es súper kosher pues se cuela entre mis posts de Instagram” por tan sólo 150 pesos, los primeros de regalo, o en Facebook por “$30 pesos para llegar a 640 personas”. Lo que sí es un hecho es que creo que tendré que darle las gracias a mi consen Gina Pineda por invitarme a la inauguración de El Palacio de Hierro de Querétaro cuando en una “verdadera intervención” de estrellas de las redes me abrieron mi cuenta de Instagram y me introdujeron al vicio. Andy Warhol estaría emocionadísimo, o no? Porque ya pasaron más de 15 minutos. #Se AceptanSugerencias Sígueme en Twitter e Instagram en @rafaelmicha y lee todas las columnas en radarmicha.com