En búsqueda del tiempo perdido….

En las antiguas vías del ferrocarril de Cuernavaca circula entre 5 y 7 veces a la semana a las 11 de la mañana un tren de carga que sale de la terminal Valle Ceylán hacia la Harinera Elizondo. Los famosos cuernitos de Elizondo se hornean con materia prima que llega desde Canadá y luego a través de este transporte de Veracruz. A veces el tren hace la escala técnica antes del fin de la vía en la Cervecería Modelo. Como una atracción más, entre el recién inaugurado acuario, el Costco, el Museo Soumaya, y el imponente Museo JUMEX el tren hace las delicias de los paseantes y genera cólera y desesperación entre los automovilistas que ven paralizado el tránsito. Pero de vez en vez, muy esporádicamente el carro original 3592 que perteneció al Superintendente de la región norte hace más de 20 años, y bellamente remodelado, aparece en las vías como un testigo del pasado en el mismísimo siglo veintiuno. Antes, como sus pares el Agua Leguas (Uno y Dos), el Águila Azteca, y el Presidente López Mateos formó parte de los convoyes presidenciales que contaban con cocina, comedor, sala y cuarto de empleados con litera. Hoy en día, Kansas City Southern de México ha restaurado los vagones otrora usados por el presidente Salinas de Gortari que dos veces al año usaba para viajar a Monterrey con otros seis carros de lujo para celebrar un carrera en Agua Leguas que tenía lugar en la Semana Santa. Y el presidente Zedillo también usó para su campaña electoral.  El espléndido vagón Ciudad de México -construído en 1926 para Unión Pacific- fue impecablemente reconstruido en 2010. El Ciudad de México era igualito al preferido del presidente norteamericano Harry S. Truman y abordarlo es como transportarse en el tiempo.El de Truman fue originalmente construído en 1928 por The Plan Company y en 1948 fue usado para la campaña electoral (y cuentan los entendidos que se convirtió en el factor decisivo de la victoria de Truman). Y es justamente ese tren, el Ciudad de México con su lounge con 16 sillones, bar y todo el allure decimonónico que sorprende a propios y extraños cuando se aparece en las vías del Ferrocarril de Cuernavaca. En búsqueda del tiempo perdido parece ser la consigna del tren y sus espléndidos vagones: el Lázaro Cárdenas y el Monterrey original de 1955 con su «domo» y remodelado en 2005 con pantry, dome, y diner booths.Le sigue el Tampico, Toluca, Veracruz  y el San Luis Potosí. Un viaje al corazón de la historia de la ciudad de México se convierte el trayecto que parece emular aquel primer viaje de Veracruz en 1892 del famosísimo Ferrocarril Interoceánico que los sofisticados porfiristas apodaron «the trip of a thousand wonders» porque contaba con 148 puentes, 15 túneles y un espectacular paisaje digno de José Ma. Velasco y que originalmente fue financiado por capital británico durante el Porfiriato. A partir de 1995 los cambios constitucionales permitieron la inversión privada en éste sector, su resurrección económica ya que casi 40% del tráfico de carga se mueve en KCSM y en sus 4,200 km de vías por 15 estados de la República, y 25 importantes ciudades. Pero más significativo es el rescatar un capítulo de nuestra historia y realizar viajes dignos de capítulos enteros de novelas a Teotihuacán y Tula que muy esporádicamente organiza KCSM para el cuerpo diplomático e invitados especiales. All aboard!

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